Sunday, June 10, 2007

Viaje de sensaciones

Viaje de Madrid a Tarragona. La primera sensación, después de pasar Guadalajara. La lluvia fresca hace que el coche se inunde de olor a tomillo. Más tarde, en los Monegros, el olor a estiércol me recuerda a mis domingos de infancia en el pueblo de mis padres. Cuando ya es de noche y estoy llegando al final de mi camino, se me junta la naturaleza y la industria. Primero un zorro se cruza en mi camino, sus ojos brillantes y su cola peluda atraviesan fantasmagóricamente la carretera. Después, veo las calderas de Mordor, la petroquímica vomitando nubes y fuego al aire. Hipnótica visión para todo el que llega a esta pequeña urbe por la noche. Ya en mi ciudad natal, el olor a salitre que siempre me sorprende y que se me olvida echar de menos. Mistu siempre se levantaba de su sueño en la parte de atrás del coche y se ponía a ladrar cuando también lo reconocía. Y por fin, la sensación de humedad pegajosa, que aunque tiene también su punto nostálgico, no me hace tanta gracia.

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