costumbres poco comunes

jueves, pongo el despertador para levantarme pronto y hacer algo de deporte. primera sensación extraña pues no suelo poner el despertador. segunda sensación rara, me gusta ir a jugar al parque antes de comer pues el sol ya calienta. así pues, llego a la cancha de baloncesto y aunque ya es de día, el sol aún no ha remontado lo suficiente para sobrepasar los pinos. entre carrera y canasta, poco a poco ilumina el tablero, luego la valla y finalmente empieza a ganarle la batalla a la sombra del cemento. hacía mucho que no veía amanecer después de levantarme. me pregunto qué otras maravillas tendré olvidadas en esa cabeza mía que no recuerda nada.

it's raining ants

una hormiga voladora en medio del salón. con un trozo de papel la recojo y la tiro a la basura. me giro y sigue ahí. no puede ser, la he tirado a la basura, la he aplastado y la he tirado a la basura,

pero sigue ahí. por unos instantes dudo. poco después, veo que hay tres o cuatro más deambulando cerca y unas cuantas más en la terraza. finalmente, localizo por dónde entran en la casa y por qué caían exactamente en el mismo sitio. una vez hecho esto, recupero una cordura que creía perdida. ya hace dos días que no aparece ninguna más, afortunadamente.

fin del verano

han sido muchas las señales que me lo indicaban y que yo me negaba a aceptar, a admitir que el verano se había acabado. pero ayer tuve que claudicar: puse la calefacción en el coche.